Desde que la semiología tomó protagonismo dentro de las disciplinas científicas, se ha convertido en una ciencia casi indispensable para entender e interpretar el mundo y sus fenómenos. A todo cuanto existe puede asignársele un significado valiéndonos de una serie de leyes que se originaron precisamente para crear un vínculo entre una infinidad de elementos que encontramos en todos lados llamados signos y lo que éstos manifiestan en determinado espacio geográfico, social o cultural. Por eso mismo, la semiología no se limita a estudiar un simple significado de un signo, sino que también puede determinar la forma de vida y ahondar en la cultura y tradiciones de un pueblo. Así, la semiótica busca superar la barrera del signo y de la simbología, en el sentido de que dentro de estas se encuentran: a las costumbres, los ritos, las modas, las reglas de cortesía, los códigos, y todas las instituciones sociales, políticas y jurídicas, las cuales son entre otra cosa, sistemas de signos o semiología general de la sociedad.
Muchos de estos signos han ido cambiando a lo largo de nuestra historia debido a los cambios sociales y culturales que nuestro país a experimentado, lo que quiere decir que la semiología también se adapta al estado actual de la cultura, ya que un signo determinado no expresa lo mismo en el presente que hace cincuenta años; por ejemplo. Es decir, la estructura semiótica varía según la forma de vida, pues estos signos son usados en la práctica social y por consiguiente moldea de algún modo la forma de vestir, pensar, etc.
Otro aspecto importante para tomar en cuenta la variedad de etnias e idiomas con que contamos, como bien sabemos estos idiomas se producen por una ramificación del Maya puro, y como todo idioma se vale de signos para comunicar, es ahí donde la semiología interviene de tal manera que cada pueblo haya establecido su propio código lingüístico formado por signos convencionalizados que se manejan internamente para crear una comunicación eficaz. La cultura es comunicación y por lo tanto se vale de este sistema etnolinguistico y cultural que se manifiesta en la danza, la literatura, la música e incluso de la arquitectura. Las tradiciones guatemaltecas no son la excepción, cada color, forma, sabor y melodía tiene una conexión ya sea con acontecimientos del pasado que han sido parte de nuestra identidad. Los bailes tradicionales como el Baile de la Conquista, el Baile de la Serpiente y muchos más son parte de esto. El baile de la Conquista es un baile donde se recrea a través de movimientos y atuendos característicos españoles el sometimiento de los pueblos prehispánicos a manos de los españoles. Un movimiento o un gesto son signos, los atuendos también identifican a una cultura por lo que el impacto cultural de la semiología es suficiente para otorgarle un grado de importancia fundamental dentro de la concepción e interpretación del sentir de un pueblo o país.
Desde tiempos antiguos, las pinturas o los códices plasmaron figuras de animales o figuras de personas con raros aspectos anatómicos. Dentro de la pintura o escultura, estos signos fueron tomados para realizar obras de arte, por ejemplo, algunos murales que existen en edificios públicos como el Banco de Guatemala o la Biblioteca Nacional, en los cuales es indudable la presencia de signos en los cuales se cuentan historias o se evidencian acontecimientos. Por otro lado las costumbres gastronómicas de nuestro país también se rigen de alguna forma por el proceso semiótico. Los colores de las comidas en Guatemala también tienen un significado específico.
Es frecuente que en Guatemala nuestras artesanías estén ligadas también a una ideología o un sentir popular. Como dijimos anteriormente los trajes típicos son parte de éstas, pero no debemos olvidar los suvenires que se venden en muchos pueblos del país, para citar un ejemplo, los “cucuruchos” en miniatura que se venden en Antigua Guatemala durante la Semana Santa. Éstos son signos muy propios de nuestra cultura ya que muestran al mundo el colorido de los cargadores de andas procesionales y de como vivimos la Semana mayor en Guatemala. Las alfombras cuentan también con variedad de figuras y colores, y varían según la intención de expresión; algunas incluyen frutas o verduras o flores de diversos tipos. Por lo anterior podemos concluir que sin Semiología no hay cultura, puesto que el valor cultural depende del grado de comprensión con que vivamos envueltos en ella.
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